Cuando una serie de ficción quiere mostrar un entorno determinado, lo habitual es que haga un reflejo bastante típico, para que sea fácilmente asumible. Por ejemplo, en Narcos, donde la ficción se centra en el narcotráfico, encontramos todos y cada uno de los clichés que siempre hemos asumido para estas bandas criminales. Y en ese caso, la serie estaba basada en una historia real, la del narco Pablo Escobar. Pero ejemplos como este hay muchísimos, reduciendo normalmente el entorno a algo estereotípico y que no refleja la verdadera realidad que vivimos día a día. Los dramas suelen cuidar mucho más este aspecto, como sucede en series como Euphoria o Big Little Lies. Sin embargo, las comedias se han acostumbrado a llevar esos clichés al extremo, y presentar un entorno que a veces se vuelve del todo inverosímil para el espectador. Un barrio cualquiera puede convertirse en el centro de todos los líos de la ciudad.
Al final, cuando se arguye esta protesta contra algunas series, sus creadores se defienden diciendo que es solo ficción. No es un documental, no se trata de reflejar con precisión la vida en un barrio, sino de mostrar aventuras y desventuras de varios personajes, con tramas que obviamente deben ser interesantes. De lo contrario, la ficción no tendría mucho sentido, y sería más aburrida. Los clichés, mal que nos pesen, forman parte de las series españolas incluso hoy en día, donde parece que ese humor grueso ya ha pasado de moda. Series como La Que Se Avecina o El Pueblo son ejemplos perfectos de que este tipo de humor sigue funcionando. Representaciones no demasiado profundas de personajes muy reconocibles en entorno que nos pueden sonar. Si hay una serie que logró sacarle mucho partido a eso, fue Aida. Estrenada en 2005 como el primer spin off de la televisión en nuestro país, el personaje de Carmen Machi logró ganarse el corazón de la audiencia. Pero no solo ella, sino también su familia, con su hermano Luisma como gran protagonista, e incluso sus vecinos Chema, Mauricio y Paz. Esta última, gran amiga y confidente de Aída, se llevó media serie ocultando su verdadero empleo: prostituta.
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