Un adolescente que persigue el éxito dirigiendo una banda de música en un pequeño pueblo ficticio de California, un científico loco que sueña con viajar al futuro y una huida en coche que acaba sorteando las leyes del tiempo, son las pautas sobre las que se construyó el éxito de Regreso al futuro.
Cuando Bob Gale, el guionista de la película, hizo una visita a sus padres en 1980, hojeó por casualidad un anuario de su padre y le asaltó la curiosidad por saber si, en caso de que su padre y él hubieran estudiado juntos en el instituto, si habrían sido amigos.
Esa idea le rondó durante varios años hasta que convenció a su amigo Robert Zemeckis para escribir un guion basado en aquella idea.
Pero Zemeckis había rodado entonces otras dos películas: Locos por ellos (1978) y Frenos rotos, coches locos, en 1980. Los dos filmes habían sido dos rotundos fracasos y nadie en la industria de Hollywood parecía mostrar interés de confiarle su dinero en producir otra de sus películas.
Así surgió el proyecto
El guion de Gale fue rechazado más de 40 veces. Entre algunas otras, las compañías Disney y Columbia rechazaron el libreto, y nadie parecía dispuesto a darle el visto bueno al proyecto hasta que el tercer trabajo de Zemeckis fue un éxito con su película Tras el corazón verde.
Cuando el guion cayó en manos de Steven Spielberg vio que el proyecto tenía posibilidades y decidió producirla. Sin embargo, el asunto no les iba a salir gratis. El ejecutivo de la Universal Sid Sheinberg exigió que el chimpancé no fuese un simio sino un perro y se llamase Copérnico, que la ficción se rebautizase como Regreso al futuro y no como la prevista Speceman from Pluto, y que el actor elegido por ellos Eric Stolz fuese sustituido por Michel J. Fox.
Por esa época, Michael J. Fox protagonizaba la serie Enredos de familia. Para compatibilizar ambos trabajos, el actor trabajaría las noches y fines de semana en la película.
La entrada de Michael J. Fox en su entrada en el reparto
El actor que debía interpretar a Marty McFly debía de ser un tipo gracioso, carismático y que captara enseguida la simpatía del espectador.
Como Michael J. Fox estaba comprometido, eligieron a Erict Stoltz, pero esta joven promesa no tenía la chispa ni despertaba la simpatía y el desparpajo que requería el personaje para salir airoso, por ejemplo, en la escena en que Marty es acosado románticamente por su propia madre.
La inclusión de J. Fox en el reparto del filme produjo retrasos en el rodaje de la película y la sustitución del actor original Eric Stotz tuvo como consecuencia que se tuvieran que regrabar escenas que ya estaban editadas.
A pesar de tener que enfrentarse a un rodaje estresante y a la falta de sueño, la interpretación de Michael J. Fox fue bastante notable.
“Todo lo que hacía en el instituto era patinar, salir con chicas, tocar en bandas y soñar con convertirme en una estrella de rock”. Fue lo que afirmó el actor tras la facilidad con la que se metió en la piel de Marty McFly.
Así sería 2015, según la película
En la segunda entrega de la saga de Regreso al futuro, Marty y el doctor Doc planean un viaje a 2015 desde el año 1955 en el que transcurre su tiempo.
Según los creadores de la historia, en 2015 la gente se movería en patines voladores. Y si bien es cierto que la industria del patinete está viviendo una era de oro y se mueven por electricidad, aún está lejos el sueño de que se desplacen por el cielo.
“A donde vamos no necesitamos carreteras”, es la convicción que tiene Doc cuando estima que en 2015 los coches circularán por el cielo.
El fax aún existiría, y ese es otro de los fallos en el pronóstico de la película.
Para los locos por la película Tiburón, nunca veremos la décimo novena entrega de esta saga, al menos no en 2015 como así creía la película.
Lo que en sí acertó fue en la existencia del cine en 3D, la comunicación lejana a través de videoconferencia, la ropa inteligente a imitación del internet de las cosas, la existencia de gafas que responden al teléfono para mayor gloria de las Google Glass.
La televisión futurista que nos mostraba en la película con sus pantallas de plasma, las multipantallas y la gente enganchada a los programas son otros de los aciertos aventurados en Regreso al futuro.
Un auténtico éxito de masas
Cuando Spielberg y la compañía Universal decidieron apostar por el tándem Gale-Zemeckies, quizás el máximo logro que esperaban alcanzar con el estreno de Regreso al futuro era la de poder recuperar la inversión desembolsada.
A pesar de estar considerada una película con un coste elevado para la época en que se rodó con una inversión de 19 millones de dólares, la ficción recaudó en taquilla 380 millones, y ocupó el primer puesto de las películas más taquilleras durante 12 semanas.
Regreso al futuro no solo se convirtió en la película más taquillera de ese año, sino que la crítica coincidió en alabarla en la mayoría de los casos. Obtuvo varios galardones cinematográficos, nominaciones a los Globos de Oro y al Óscar y obtuvo un Saturn como la mejor película de ciencia ficción.
El presidente Ronald Reagan la citó en su discurso del Estado de la Unión, y la Biblioteca del Congreso la eligió para ser preservada en el National Film Registry.
En 2008 el American Film Institute la catalogó como la décima mejor película de ciencia ficción de todos los tiempos.
Regreso al futuro y su legión de fans en la actualidad
Después de 30 años, la película ha envejecido con la dignidad de los buenos vinos. Convertida en una película de culto, a lo largo del mundo ha concitando la adhesión de un público de todas las edades.
La película es emitida una y otra vez en las parrillas de las cadenas de televisión de todo el mundo y se organizan pases especiales para los fans de esta saga.
Regreso al futuro logró crear un movimiento de locos por los viajes en el tiempo, en un símbolo de la cultura pop y las historias de Marty McFly y el científico chiflado que logró que un vehículo empujado por un condensador de flujo atravesara el tiempo para colarse en una época en que los coches volaban.